En una época en la que cualquier usuario de ordenador puede recurrir a Google o a un diccionario electrónico para la traducción simultánea y gratuita de una página del georgiano al tagalo, conviene señalar y comprender que la traducción precisa y de calidad es un oficio fino y complejo. Una traducción perfecta requiere el conocimiento de los puntos más delicados de la lengua, un alto nivel de precisión gramatical, una excelente comprensión lectora y la capacidad de relacionarse con los matices culturales y expresarlos a través de las sutilezas del idioma de destino. Si a esto le añadimos plazos ajustados, tipos de texto complejos y grandes volúmenes, no cabe duda de que un resultado de máxima calidad requiere los servicios de un profesional.
A la hora de traducir documentos, páginas web, sitios web, trabajos académicos, temas comerciales, etc., ya sea del y al inglés, o del hebreo al español y viceversa, es sumamente importante que ello se realice en el idioma de destino de acuerdo con el dialecto local escrito y hablado para transmitir un mensaje profesional, fiable y claro. Un traductor profesional tiene cuidado de adaptar el idioma al país de destino, ya que, como es sabido, el inglés que se habla en Australia es diferente del que se habla en Estados Unidos, Gran Bretaña, Escocia, Irlanda, etc., y el español que se habla en España es diferente del que se habla en México, Argentina, Colombia, Chile, etc. Del mismo modo, al traducir páginas web y plataformas de comercio electrónico para los mercados de Asia, es necesario adaptarse al lenguaje de la población local.
Otro aspecto que requiere consideración profesional es el tipo y el contexto del texto, ya que además de la lengua hablada existen ámbitos literarios, técnicos, médicos y jurídicos, por lo que al traducir textos sobre estas materias también es importante elegir a un traductor que esté familiarizado, conozca y comprenda el tema en cuestión para lograr un nivel profesional de traducción.